sábado, 19 de diciembre de 2009

La virgen de Cosamaloapan en Tizayuca

Rivas Paniagua, Enrique. Lo que el viento nos dejó: hojas del terruño hidalguense, Serie: Pasado y presente hidalguense Volumen 2. Hidalgo: UAEH, 2008.

Pág. 210-212



LA VIRGEN DE TIZAYUCA ES JAROCHA.

POR LO MENOS de nombre. Se llama Nuestra Señora de Cosamaloapan, y todos los mapas de la república mexicana ubican en el estado de Veracruz a la villa de Cosamaloapan, sobre las ardientes, tropilocas, cosquilleantes, cascabeleras y jarochísimas llanuras del Sotavento veracruzano, junto al caudaloso río de las mariposas que en náhuatl se dice Papaloapan.
De allá, pues, debe haber venido. Trajo consigo la legendaria milagrería de ponerse pesada cuando cruzaba Tizayuca rumbo a la ciudad de México, señal irrefutable de su deseo de radicar aquí arriba, entre cenizos magueyes y nopaleras, muy lejos del trópico siempre verde. O si no vino para aumentar prodigiosamente de peso, entonces fue algún devoto de Cosamaloapan, un cosamaco como ellos mismos se apodan, quien la regaló a los tizayuqueños de antes.
Jarocha es igualmente su advocación. Nuestra Señora de Cosamaloapan no deja de ser titulo popular, porque su nombre litúrgico es el de Virgen de la Candelaria. ¡Y vaya si hay culto a la Candelaria en tierras sotaventinas, herencia, según dicen los expertos, de prehispánicas veneraciones a la diosa de la tierra costeña y el mar, a Chalchiuhtlicue con sus faldas de jade!
Como buena Candelaria que es, la Virgencita de Tizayuca tiene una rumbosa festividad el 2 de febrero. Es el día de las candelas, de las velas marianas –durante mucho tiempo la Iglesia católica la nombró fiesta de la Purificación de María, aunque modernamente le devolvió su carácter cristológico para llamarla fiesta de la Presentación de Jesús al Templo-, el día de llevar semillas a bendecir si de alcanzar mejores cosechas se trata, el día de vestir Niñosdiós y reafirmar los lazos de compadrazgo, el día de organizar una tamalada por cuenta de aquellos suertudos que toparon con una haba, una argolla o un niño al morder la rosca de reyes.
(Y, ¡oh, casualidad!, en la misma fecha también hay fiestones a las muy jarochas Candelarias que se veneran tanto en Cosamaloapan como en Tlacotalpan.)
De un modo u otro, pues, nuestra hidalguense Señora de Cosamaloapan rezuma jarochidad. Quizá sean resabios de añejas rutas de intercambio comercial entre el altiplano y la costa. O acaso en Tizayuca se haya rendido pleitesía a una deidad femenina antes de la llegada del hombre blanco y barbado, misma deidad homenajeada en la llanura del golfo de México, y ambas fueron sustituidas por idéntica advocación de la Candelaria. A saber.
(Al menos el nombrecito gustó mucho por acá, pues además de Tizayuca llegó a usarse en la Comarca Minera. Esto lo digo por un documento agrario de 1925 que revisé, donde se hace mención de una añeja merced de tierras otorgada por el virrey Martín Enriquez a los pueblos comarcanos de La Estanzuela, San Francisco de Acayuca, Cerezo, Santiago “y demás rancherías esparcidas en los montes y cañadas de Cosamaloapan”.)
Más allá del misterio alrededor de su origen, queda el encanto de una humilde esculturilla, una Virgencita menor al metro de altura, siempre con flores al pie de su ciprés estilo neoclásico. Y eso que ni siquiera es la patrona, pues la parroquia de Tizayuca está asignada a la Transfiguración del Señor.
Luce corona áurea, cabellera natural, mirada plácida, manos en actitud orante, manto extendido y media luna de plata en su ampona vestidura. Todo ello le da una ligera semejanza con las figuras marianas de Jalisco (San Juan de los Lagos, Talpa, Zapopan, Santa Anita); pero mejor no le rasco a esta posibilidad de contacto iconográfico entre Tizayuca y el occidente del país, porque ya bastante quebradero de cabeza tengo con su hipotética ascendencia jarocha.
Y para colmo de curiosidades, son pocos los cosamacos enterados de una Virgen con el nombre de su querencia en los frios y ventosos llanos del sur de Hidalgo. Deberiamos corresponder a tan hermoso regalo enviándoles una Nuestra Señora de Tizayuca, a ver si en Cosamaloapan se le ocurre ponerse pesada.

Interior de la parroquia de Tizayuca, Hid.